Antídotos contra el fanatismo y contra toda forma de extremismo / Víctor H. Palacios Cruz
Aspasia rodeada de filósofos (Michel Corneille) |
Que,
en estos tiempos, desde la izquierda o desde la derecha, desde la creencia o
desde la falta de ella, se amenace con insultos, palos, disparos o puños, a
quienes no piensan como uno, usando la cobarde barricada de una red social o saboteando la presentación de un libro, no revela un amor a la verdad, sino por
el contrario la nerviosa inseguridad de quienes han convertido el amor a sí
mismos en la única verdad que importa.
Entre
filósofos paganos pero creyentes como Sócrates, Platón y Aristóteles, y entre
pensadores de una firme fe cristiana –San Agustín, Nicolás de Cusa, Montaigne y
Pascal–, es común trazar la búsqueda del saber partiendo del saber de uno
mismo, cuyo fruto es siempre la aceptación de la propia finitud. El reconocer
que “cuando tratamos de asuntos inmortales lo hacemos siempre con medios de
mortales” (Montaigne).
Comprender que la propia mirada no es todas las miradas, que ver el mundo es siempre verlo
desde algún lado (Merleau-Ponty) y adoptar, por tanto, uno y no todos los
puntos de vista, no es ningún relativismo sino la actitud educada y fraterna de quien,
aunque crea honestamente tener la razón de su lado, no olvida que su versión es,
por humana, siempre perfectible y que nunca deja de haber en el otro una parte
de lo real que sus ojos no ven. Parafraseando a San Juan de la Cruz, “a la
tarde te examinarán en el amor, y no en cuán atinado estuvo tu falible entendimiento”.
Comparto
un conjunto de citas para sostener el acercamiento siempre fragmentario,
cooperativo e interminable hacia la verdad, con el colofón de un relato de
Platón, el mito de Eros, que es posiblemente la explicación más bella que ha defendido esta posición y que tiene, además, su entrañable correlato en las palabras que
puso Cervantes en boca de Don Quijote: “porque, mi querido Sancho, la mejor de
las posadas es el camino mismo”.
CONTRA QUIENES CREEN POSEER
TODO EL SABER
Sófocles en Antígona
“No
te aferres a tus opiniones. No tengas por verdad inapelable lo que tú piensas.
No eres el dueño de la verdad tú. Y aquellos que se obstinan en ser sabios
sobre todos, sabios únicos, y tener una palabra que vence, si los sometemos a
prueba resultan vacíos. Podrá muy sabio ser un hombre: jamás es para él una
afrenta el recibir sabiduría de otros y no ser demasiado apegado a sus
pareceres. Lo ves muy bien: cuando se sueltan indomables los torrentes de
invierno, los árboles que doblan flexibles sus ramas permanecen incólumes, en
tanto que los que se muestran rígidos e indoblegables son arrancados desde sus
raíces.”
Diógenes Laercio en Vidas y pensamientos de los más ilustres
filósofos
“Son
dogmáticos los que se expresan sobre las cosas como si fueran comprensibles.”
Hugo de San Víctor en Didascalion
“Siendo
Dios la fuente suprema de todo saber y de todo conocimiento, la práctica de la
virtud era una parte esencial de un programa de estudios, y la virtud de la
humildad era el comienzo de la sabiduría […] no desprecies conocimiento ni
escrito alguno, no te avergüences de aprender de hombre alguno y, una vez
logrado el conocimiento, no desdeñes a ninguna otra persona”.
Elias Canetti en Apuntes
“Cuanto más riguroso y
consecuente es su pensamiento, más distorsionada es la visión que ofrecen del
mundo. Yo quiero ver y pensar de un modo
francamente nuevo. No hay en ello tanta arrogancia como podría pensarse, sino una
indestructible pasión por el ser humano y una creciente fe en su inagotabilidad”.
Amos Oz en Contra el fanatismo
“Jamás
he visto en mi vida a un fanático con sentido del humor. Ni he visto que una
persona con sentido del humor se convirtiera en un fanático, a menos que él o
ella lo hubieran perdido. Con frecuencia, los fanáticos son muy sarcásticos y
algunos tienen un sarcasmo muy sagaz, pero nada de humor. Tener sentido del
humor implica habilidad para reírse de uno mismo. Es la habilidad de verse a sí
mismo como los otros te ven, de caer en la cuenta de que, por muy cargado de
razón que uno se sienta y por muy terriblemente equivocados que estén los demás
sobre uno, hay cierto aspecto del asunto que siempre tiene su pizca de gracia”.
LA FELICIDAD DE UNA
BÚSQUEDA SIN TÉRMINO
Friedrich Nietzsche
“Infinito
es el más pequeño fragmento del mundo”
Roberto Juarroz
“Cuánto
amaríamos una puerta que nunca pudiéramos abrir”
G. E. Lessing en Nathan el Sabio
“La
valía del ser humano no reside en la verdad que uno posee o cree poseer, sino
en el sincero esfuerzo que realiza para alcanzarla. Porque las fuerzas que
incrementan su perfección solo se amplían mediante la búsqueda de la verdad, no
mediante su posesión. La posesión aquieta, vuelve perezoso y soberbio. Si Dios
tuviera encerrada en su mano derecha la verdad completa y en la mano izquierda
nada más que el continuo impulso hacia ella, aun con la condición de equivocarse
siempre y eternamente, y me dijera: «¡Elige!», yo me inclinaría con humildad
hacia su izquierda y diría: «Dame esto, Padre; la verdad pura solo te
corresponde a ti».”
Montaigne en Los ensayos
“La persecución y la caza corren propiamente de
nuestra cuenta; no tenemos excusa si la efectuamos mal y con impertinencia.
Fallar en la captura es otra cosa. Porque hemos nacido para buscar la verdad;
poseerla corresponde a una potencia mayor. No está, como decía Demócrito,
escondida en el fondo de los abismos, sino más bien encumbrada a una altura
infinita en el conocimiento divino. El mundo es solo una escuela de indagación.
La cuestión no es quién llegará a la meta, sino quién efectuará las más bellas
carreras”.
LA FELICIDAD DE UNA
BÚSQUEDA EN COMÚN
Platón en La república
“Un
genio como es necesario que tengan los filósofos es raro que se encuentre, por
completo, en un solo hombre; sus partes brotan por lo general en diferentes
personas”.
Aristóteles en la Metafísica
“La
investigación de la verdad es, en un sentido, difícil; pero, en otro, fácil. Lo
prueba el hecho de que nadie puede alcanzarla dignamente, ni yerra por
completo, sino que cada uno dice algo acerca de la Naturaleza; individualmente
no es nada, o es poco, lo que contribuye a ella; pero de todos reunidos se
forma una magnitud apreciable.”
Montaigne en Los ensayos
“Cuando
me llevan la contraria, despiertan mi atención, no mi cólera; me ofrezco a
quien me contradice, que me instruye. La causa de la verdad debería ser la
causa común de uno y otro”.
Larry King
“Nunca
aprendo menos que cuando soy yo el que habla”.
Platón y Aristóteles. Detalle de La escuela de Atenas (Rafael Sanzio). |
EL MITO DE EROS:
RETRATO DEL ANHELO HUMANO DE LA VERDAD
Platón. Mito de Eros en el Banquete
Dice Diotima a Sócrates: “Cuando nació Afrodita, los dioses celebraron un banquete y, entre otros, estaba también Poros, el hijo de Metis. Después que terminaron de comer, vino a mendigar Penía, como era de esperar en una ocasión festiva, y estaba cerca de la puerta. Mientras, Poros, embriagado de néctar ―pues aún no había vino―, entró en el jardín de Zeus y, entorpecido por la embriaguez, se durmió. Entonces Penía, maquinando, impulsada por su carencia de recursos, hacerse un hijo de Poros, se acuesta a su lado y concibió a Eros. […] Siendo hijo, pues, de Poros y Penía, Eros se ha quedado con las siguientes características. En primer lugar, es siempre pobre, y lejos de ser delicado y bello, como cree la mayoría, es, más bien, duro y seco, descalzo y sin casa, duerme siempre en el suelo y descubierto, se acuesta a la intemperie en las puertas y al borde de los caminos, compañero siempre inseparable de la indigencia por tener la naturaleza de su madre.
Pero, por otra parte, de acuerdo con la naturaleza de su padre, está al acecho de lo bello y de lo bueno; es valiente, audaz y activo, hábil cazador, siempre urdiendo alguna trama, ávido de sabiduría y rico en recursos, un amante del conocimiento a lo largo de toda su vida, un formidable mago, hechicero y sofista.
No es por naturaleza ni inmortal ni mortal, sino que en el mismo día unas veces florece y vive, cuando está en la abundancia, y otras muere, pero recobra la vida de nuevo gracias a la naturaleza de su padre. Mas lo que consigue siempre se le escapa, de suerte que Eros nunca ni está falto de recursos ni es rico, y está, además, en el medio de la sabiduría y la ignorancia.
Pues la cosa es como sigue: ninguno de los dioses ama la sabiduría ni desea ser sabio, porque ya lo es, como tampoco ama la sabiduría cualquier otro que sea sabio. Por otro lado, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios, pues en esto precisamente es la ignorancia una cosa molesta: en que quien no es ni bello, ni bueno, ni inteligente se crea a sí mismo que lo es suficientemente.
Así, pues, el que no
cree estar necesitado no desea tampoco lo que no cree necesitar. […] La
sabiduría, en efecto, es una de las cosas más bellas y Eros es amor de lo
bello, de modo que Eros es necesariamente amante de la sabiduría, y por ser
amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y del ignorante”.
Los politólogos Daniel Ziblatt y Steven Levitsky, en Cómo mueren las democracias señalan que «las democracias funcionan mejor y sobreviven durante más tiempo cuando las constituciones se apuntalan con normas democráticas no escritas (...): la tolerancia mutua, o el acuerdo de los partidos rivales a aceptarse como adversarios legítimos, y la contención, o la idea de que los políticos deben moderarse a la hora de desplegar sus prerrogativas institucionales». Y es que es cierto: ¿cómo una democracia podría sobrevivir si se respetan las normas constitucionales, pero no se respetan a los adversarios? La multiplicidad de las miradas; el respeto mutuo; el admitir errores y cambiar de postura; la habilidad para escuchar y llegar a consensos, etc. son pilares básicos para el correcto funcionamiento de cualquier democracia y, más aún, para una vida de paz en sociedad.
ResponderBorrarCiertamente. Y ya Tocqueville en La democracia en América, de mediados de siglo XIX, producto de sus viajes a Estados Unidos, concluyó que la prosperidad de los países democráticos no depende únicamente de sus leyes e instituciones, sino también de que antes que nada existan "costumbres democráticas". El Perú es una República todavía en formación, porque a la precariedad de las instituciones no le ha seguido ni el avance ni la convicción ni el compromiso ciudadano de todos los peruanos. Un abrazo, Mario, gracias por tus magníficas aportaciones
BorrarLo más pertinente para la época actual. Las sociedades que supieron rescatar lo positivo, descartar y modificar lo que no les permite avanzar y lograr consensos, son aquellas que logran un desarrollo no solo económico y aparente sino también humano. Todo extremismo que pretende eliminar lo anterior para escribir una nueva historia, aunque con disfraz de reforma o revolución, solo genera caos, pérdida de valores y retrocesos y con ello crisis que afectan a lo más importante por lo que dicen luchar, los seres humanos.
ResponderBorrarTotalmente de acuerdo, Giovanna, y las universidades, pienso, deberían ser portavoces o emitir pronunciamiento a favor de la viabilidad democrática, el respeto por la diversidad y el rechazo de toda forma de violencia, incluso de aquella que se realice en nombre de ideales presuntamente estimables. Me preocupa, sin embargo, que aún desde los claustros universitarios existan implícitas adhesiones a estas acciones contrarias a la civilización y la viabilidad de la vida en común
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