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Mostrando las entradas de julio, 2020

Mi amado abuelo campesino / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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Sé que mi hijo ya no tendrá el aprendizaje que yo tuve a la sombra de mi abuelo en la apacible sierra piurana, acompañando sus trabajos y recibiendo su cálida benevolencia y sus historias por la noche junto al fuego. Quizá también ame esos lugares al volver juntos, y entonces escuchará de mí que cada montaña y cada árbol tienen un nombre propio en mi memoria. Mi consuelo es saber que mi abuelo hablará y jugará con Benjamín cada vez que de mí salga el amor alegre y la sonrisa feliz, porque precisamente todo eso me lo dio él. * Un fragmento de mi libro Las moradas del abuelo publicado en Piura (Editorial Caramanduca, 2012). Fotografías: Víctor H. Palacios Cruz. En la sierra solía levantarme cuando no aclaraba todavía, y siempre encontraba a mi abuelo ya vestido y ocupado. Desayunábamos juntos unas tortillas asadas y un café caliente sacados del fuego por los brazos de mi abuela; para luego ensillar el burro y andar, sacando del otro lado de la montaña un rayo de sol con ca

Carta de despedida a mis alumnos / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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En una canción de cuna para su hijo Sean, luego de confesar su impaciencia por verlo crecer, John Lennon dice: “la vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Creo que la educación es también lo que sucede en el corazón del estudiante, y en el del maestro, mientras andamos atareados diseñando asignaturas. Pasan los años y me convenzo más de que el efecto de lo que hacemos en cada clase escapa a la conciencia, y se pierde en ese campo de lo inexplicable donde se cruzan la libertad, el azar y hasta el milagro. * Las imágenes pertenecen a  Cinema Paraíso , película de G. Tornatore (1988). Queridos estudiantes: Han pasado más de tres meses desde que empezamos nuestras clases sin haber llegado a encontrarnos dentro de las aulas, aquellas con mesas alineadas y cuatro paredes que no se desvanecen con las fallas de internet. Les confieso que antes de nuestras sesiones a distancia sentí terror ante un escollo previsible: la coincidencia con las clases de

Hablar de lo vivido para salvarlo: una lección de Hannah Arendt / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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El amor mundi (“amor al mundo”) es el ánimo que inspira la vasta producción de esta pensadora (1906-1975). Una respuesta generosa a la experiencia de haber presenciado de cerca la destrucción de la vida política por obra del nazismo, y una de cuyas más sutiles conclusiones fue entender que, para los humanos, lo real pasa por la palabra y el encuentro entre seres iguales y diversos. Una esfera delicada sin la cual nos privaríamos de lo común y dudaríamos hasta de nuestra propia existencia, expuestos a las arbitrariedades de la razón solitaria. Solo una intensa experiencia del mundo puede explicar en Hannah Arendt su actitud de sospecha ante lo que permanece reservado en el fuero interno de los mortales. Desde su activismo en el auxilio a los judíos perseguidos y la denuncia de las perversiones del régimen nazi, hasta sus pronunciamientos públicos y su colaboración con manifestaciones estudiantiles en los Estados Unidos en los años sesenta; la trayectoria de esta pensadora ju