Entradas

Mostrando las entradas de febrero, 2022

Sheherazada, el contar historias y el streaming / Víctor H. Palacios Cruz

Imagen
  Sheherezade y el sultán Shariar , Ferdinand Keller (1880). Sobre el control menos remoto entre nuestros dispositivos, la yema de un solo dedo –en un abracadabra más asombroso que la alfombra voladora o el “ábrete sésamo”– adelanta la noche que antes nos resignábamos a esperar y obliga a Sheherezada a quedarse afónica dándole play al capítulo próximo de una serie y, luego, al que le sigue y así hasta el infinito o hasta que el peso del sueño nos sepulte. Cada noche es mil y una noches, y hasta la novedad irresistible de una serie de estreno, con la artillería de su publicidad insistente, somete a Sheherezada a la abusiva merced de nuestros insomnios.   El hábito de contar historias es, también, como cuentan antropólogos, historiadores y filósofos, la fundación de una sociedad, la formación de una pertenencia y la creación de una identidad. Como sugirió Yuval Noah Harari hace unos años en su ensayo Sapiens , gracias a la repetición en el tiempo y el viaje de nuestras ficciones de

¿Por qué lloramos cuando vemos las fotos de nuestros hijos más pequeños? / Víctor H. Palacios Cruz

Imagen
  Alexander Averin, Jugando en la playa . ¿Cómo se explica esa repentina nostalgia que nos asalta cuando contemplamos enternecidos las imágenes de nuestros niños de hace un tiempo? ¿Por qué estos sentimientos encontrados son más fuertes que los que produce, por ejemplo, el mirar las antiguas fotos de nuestra ciudad, de nuestros padres y abuelos, y aun de nuestro propio pasado? Pienso que se trata de una inesperada rendija en la pared por donde podemos asomarnos a una cualidad esencial del amor terreno, una persistencia que  no tiene que ver con un orden sobrehumano ni tampoco con la inercia de la costumbre.   Los algoritmos de las redes sociales provocan los más imprevisibles vuelcos de la rutina, aceleran bruscos procesos emocionales y activan reflexiones perentorias difíciles de eludir. Cuestionamos por buenos motivos la desequilibrante mezcla de oxitocina y cortisol que desata todo celular, y su poder para hundirnos en su charco infinito con la feroz suavidad de sus extremidades

El café y el ser de las cosas / Víctor H. Palacios Cruz

Imagen
Mientras aguardo la fortuna de que mi proyecto de un libro dedicado al café pueda recibir acogida en algún lado, me sirvo otra taza de una buena cosecha. Mejor dicho, comparto otra pieza de este conjunto de textos que describen y ensalzan los dones de esta bebida así como los que rodean a su duración sobre la mesa, incluyendo aquellos acontecimientos y situaciones que ella suele enmarcar y esclarecer: la soledad, la conversación, el amor, la amistad, el tiempo, la nostalgia y la ilusión. Hay cosas que únicamente nos decimos a solas en torno a un café, y otras que no logramos decir ni entender y que cada aproximación de la taza a la boca entremezcla con sabores y aromas para convertirlo en un presente, un sorbo, un destello que pasa y se pierde tan dentro para siempre. Así como en el parto la madre se aparta de su hijo para no recobrarlo jamás, con el café pensamientos y emociones que no se repiten se pierden, degustados e inasibles, en una oscuridad tan inseparable como nuestra. * Im

La maternidad des-idealizada: una reflexión y unas citas de Massimo Recalcati.

Imagen
  1. Llegado un tiempo me resultó sospechoso el elogio que algunos varones dedican a las mujeres en la celebración de su día, refiriéndose al amor y la belleza como su predicamento específico. Más que atributos inherentes veía en estas dos palabras, por el contrario, exigencias, imposiciones y deberes inexcusables y opresivos. 2. De modo similar, los discursos del día de la madre me causan la incomodidad que produce la indolente dulcificación de una realidad que es más bien dura, compleja y abrumadora. Con intención o sin ella, son palabras insolidarias, y lo digo desde la gratitud por la maternidad encomiable, no menos que misteriosa, que con mucha fortuna he tenido siempre cerca: la de mi propia madre y mis dos abuelas, la de mi esposa, mis hermanas, cuñadas y amigas. 3. ¿Por qué se olvida en semejantes ocasiones y protocolos, por ejemplo, que el embarazo no es todo el tiempo una “dulce espera” y que también lo ensombrece el miedo a perder la vida que se lleva dentro, o a que e