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Mostrando las entradas de mayo, 2024

Padres imperfectos / Víctor H. Palacios Cruz

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  El exceso de información ( podcasts , canales de YouTube , Tik Toks y libros de autoayuda que “garantizan” una crianza feliz) induce la peligrosa idea de que “ya no tenemos excusa para fallar”. Que ya no se justifica el error en la era de los cinco pasos para alcanzar el éxito. Según estas recetas, ya es posible ser un padre perfecto y quien no quiera serlo será alguien que no profese amor por sus hijos. * Las imágenes pertenecen al film A Marriage Story (N. Baumbach, 2019).   Relatos clásicos de la literatura infantil como “Hansel y Gretel”, “La bella durmiente”, “Juan y las habichuelas mágicas” o “Pulgarcito” abordan sin tapujos ni atenuantes angustias que sofocarían el alma de cualquier mamá o papá de hoy: no tener qué dar de comer a los hijos y hasta abandonarlos por culpa de la miseria. Y junto a ello, otras amenazas envueltas en metáforas de fantasía: bosques tenebrosos, brujas crueles, lobos feroces y ogros antropófagos. El capítulo titulado “Arkangel” (2017) de la ser

Soledad, naturaleza y dolor en "Días perfectos" de Win Wenders (2023) / Víctor H. Palacios Cruz

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  El ahínco y la pulcritud con que Hirayama limpia unos baños públicos hasta sus últimos recovecos, puliendo incluso las partes que nadie ve al usarlos, es tal vez la tenaz penitencia que se autoinflige un adulto que trata cada día, una y otra vez, de que la sangre de viejas heridas o las culpas del pasado desaparezcan para siempre en las cloacas del universo.   En un capítulo de la serie Grey’s Anatomy , Karev interviene en el caso de un bebé desahuciado en su incubadora. Se desnuda el torso, toma al niño prematuro y lo mantiene pegado a su pecho sin separarse de él un instante. Transcurridas unas horas, ante el asombro general, los indicadores vitales mejoran. Según parece, la unión piel con piel –como en la lactancia y en todo roce corporal de una madre o un padre con sus hijos– transmite señales térmicas y táctiles que tienen efectos neurológicos, cardiovasculares e inmunológicos. A través de ese contacto, los latidos de un cuerpo vivifican a otro marcándole sus propios pas