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El jardín como reflejo y escenario de la filosofía. Citas de "Jardinosofía", libro de Santiago Beruete

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  Muchas veces caminé entre las plantas que abrazaban la casa de mis abuelos en la dulce sierra piurana, con un libro en las manos. En el doble sentido de la palabra, las hojas pasaban ante mí mezclando los mensajes de sus distintas caligrafías. Tiempo después, he dado de pronto con el libro perfecto para reproducir en el alma ese viejo placer: Jardinosofía. Una historia filosófica de los jardines . Su autor, el pamplonés Santiago Beruete, es también jardinero, además de escritor y filósofo. Los mismos dedos que palpan tallos, semillas y raíces y desaparecen bajo los terrones de una huerta, han escrito este ensayo –unión de historia, arte y pensamiento– del cual comparto con ilusión los siguientes fragmentos.   El jardín: lugar de equilibrio y contrapeso “El hecho de que los seres humanos se empeñen en convertir un trozo de tierra en un edén evidencia su necesidad de paz, serenidad y equilibrio, sometidos como están a la permanente contradicción entre su destino mortal y...

Filosofar en la calle. Reflexiones sobre el oficio filosófico / Víctor H. Palacios Cruz

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  A bordo de un taxi en la ciudad de Lima, no recuerdo si por iniciativa mía o del taxista, surgió una charla casual a la que la conciencia del prolongado tiempo que nos esperaba en la ruta dio una extensión despreocupada y cordial. “¿A qué se dedica?”, preguntó mi conductor. “Bueno, soy profesor de filosofía…” “Ahh, ¡o sea que usted es filósofo!”, se sorprendió interrumpiéndome para añadir de inmediato: “Tengo un problema…” Y empezó a contarme la mitad de su vida, para luego terminar con unas palabras que en realidad se escuchaban ya desde el principio: “¿Qué me aconseja?” Sin duda, para un chofer que tal vez hablaba en nombre del ciudadano común, el filósofo era un experto en crisis existenciales, un sabio consejero al volante o, tal vez, un coach motivacional. Del mismo modo que, para otros, el filósofo es un maestro en dialéctica o en oratoria, un teólogo o un ateo, un psicólogo o un adivinador de futuros. El caso es que no creo ser nada de todo ello y hasta puedo considerar...

Mario Vargas Llosa no ha muerto en realidad (Piura en su vida y su obra) / Víctor H. Palacios Cruz

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  La súbita partida de un escritor que, por la enormidad de su producción, nos parecía gigante e inmortal, nos sume en una ruidosa soledad. Ocurre que, con los grandes pensadores y artistas que nos han iluminado la vida, entablamos una relación que nos autoriza a verlos como hermanos, como padres y como amigos también. Como una parte de nosotros. Por tanto, como alguien que no puede haber muerto en realidad. Pienso que tendría que morirse el último de los lectores y aun el último ejemplar de la especie humana, para que realmente hombres como el autor de La casa verde se extingan de verdad. Sin embargo, ahora lamentamos no haberle agradecido todo lo que nos ha dado mientras podía vernos y escucharnos. Pero luego del silencio triste, queda la celebración. La verdad de que existió y de que es para siempre indudable la existencia de sus libros. Nos queda el resto de la vida para agradecer su legado no con homenajes y fastos sociales, sino con el más poderoso de todos los actos cultu...

Mis hijos y la muerte / Víctor H. Palacios Cruz

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    “Los niños son inmortales, pues nada saben de la muerte” Friedrich Hölderlin, Hiperión o el Eremita en Grecia .   * Las imágenes que acompañan esta publicación pertenecen a la película El viaje de Chihiro , de Hayao Miyazaki (2001).   Todas las mañanas, por la amplia ventana de nuestra sala, veíamos destacar sobre el oculto patio de una casa vecina un papayo alto que, justo entonces, mostraba sus floraciones más tupidas y nos regalaba el verdor de su madurez espléndida. “Miren, chicos”, les decía a mis dos hijos de 5 y 3 años, “poquito a poquito esas flores pequeñitas se irán convirtiendo en papayas amarillas, grandes y sabrosas”. Mientras veía sus gestos de asombro, caía en la cuenta de que nunca íbamos a probar un bocado de esa cosecha: ese árbol no nos pertenecía y, por más grandes que llegaran a ser sus frutos, no estarían nunca al alcance de nuestras manos ni de nada que las pudiese alargar. Otra tarde cayó una lluvia copiosa. Mis hijos pid...

El uso del “intermedio” en las películas y la experiencia de ver cine, según Ricardo Bedoya W.

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  Luego de compartir la lectura del artículo “Visite nuestro bar: el inesperado regreso del intermedio en el cine”, firmado por Álex Vicente (https://elpais.com/cultura/premios-oscar/2025-02-27/visite-nuestro-bar-el-irresistible-regreso-del-intermedio-en-el-cine.html) en que hablaba sobre la relativa novedad del uso de la pausa o intermedio en la proyección de una película extensa – El brutalista , B. Corbet (2024)–, el crítico de cine e investigador Ricardo Bedoya tuvo la gentileza de compartir con este blog su opinión e, incluso, sus entrañables recuerdos sobre este tema. El artículo de A. Vicente pondera la conveniencia del “intermedio” como una pausa que concede al espectador la oportunidad de una asimilación más profunda de la película y la ocasión de formar comunidad con otros en la sala de cine, del mismo modo que proporciona al director de la película una herramienta narrativa aprovechable. Ricardo Bedoya tiene, sin embargo, objeciones muy importantes al respecto, como ...