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Mostrando las entradas de agosto, 2020

Los daños de la pandemia a la enseñanza universitaria: descripción y propuestas / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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Vasili Kandinsky, Con y contra , 1929. Es sabido que, pasado el contagio, la COVID-19 deja afectados en mayor o menor grado algunos órganos del cuerpo. Su expansión, todavía irreversible, ha tocado también varios centros fundamentales de la sociedad: la vida familiar, el trabajo, la economía y la educación en todos sus niveles y sectores. Comparto unas observaciones sobre el caso de la enseñanza universitaria y, en especial, sobre el impacto silencioso y demoledor que está produciendo en el profesorado. Un análisis en cuatro variables 1. El deterioro de la calidad educativa  Las deudas y el retiro de numerosos estudiantes a causa de la enorme grieta económica abierta en sus familias –los empleos desbaratados por la larga cuarentena en el país–, han causado un cataclismo financiero en prácticamente todas las universidades del país. Amparándose en el apremio por sobrevivir, muchas de ellas han tomado la decisión más dolorosa: despedir a docentes con contratos menores al tiempo completo e

Los juegos de los niños y la filosofía / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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  Oskar Kokoschka, Niños jugando (1909). Nada más serio para los niños que jugar. La actividad más pura, feliz e intemporal. En mi experiencia de padre que ve a su bebé ampliar cada día sus posibilidades de entretenimiento y actividad se entromete mi mirada de académico o filósofo, y me emociono encontrando conexiones y similitudes que no esperaba. Comparto unas observaciones domésticas y un texto de Julio Ramón Ribeyro a propósito, utilizado a menudo en mis clases.   A Benjamín,  m i chinito risueño y vivaracho.   En mi hijo de un año y tres meses el estar despierto se confunde permanentemente con el jugar. Además de reír, correr o esconderse para que le dé alcance, él mira, prueba, imita, manipula y descompone todo lo que tiene a la mano. Con el tiempo, sus juegos se volverán más diferenciados, prolongados y complejos, pero ya en cada pequeña cosa que hace –y en su semblante serio y concentrado–   observo todas las relaciones que puede trabar con la parte del mundo que le toca

La boca del lobo permanece abierta / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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  Según el Barómetro de las Américas, el Perú es el penúltimo país del continente en cuanto a nivel de confianza mutua entre sus ciudadanos. Desde los años de la violencia terrorista, por desgracia la actual crisis sanitaria confirma que nuestra idiosincrasia no ha cambiado mucho, en la medida en que en la calle la conducta descuidada e irresponsable de tantos recuerda la observación que hizo en su tiempo Francisco Lombardi: para muchos de nosotros “el terrorismo era una cosa que pasaba muy lejos”. Aquí, unas observaciones sobre su dolorosa e inolvidable película La boca del lobo (1988).   Hace dos años, desde el balcón de una cafetería mi esposa y yo apreciábamos los pasacalles de danzas tradicionales que, por un motivo u otro, cada dos días durante una semana desfilaban alrededor de la plaza mayor de Huamanga. Comparsas que, con sus ritmos festivos –ejecutados por jóvenes, viejos y niños– daban la impresión de representar a una sociedad en continua celebración. Sin embargo, cu

Un hueso, una mano, la sangre y las estrellas (sobre 2001 Odisea del espacio) / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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  En pocas escenas de la ya extensa historia del cine puede encontrarse un relato tan escueto como poderoso en sus connotaciones. Pocas veces el arte ha sido capaz de abarcar tanta longitud de tiempo como hondura en el examen de nuestra contradictoria especie. El primer capítulo de 2001 Odisea del espacio (S. Kubrick, 1968) es, aparte de una cátedra de cine, un lúcido ensayo sobre esa mezcla de rebeldía y dilema moral que hay siempre en la invención y el empleo de cualquiera de nuestras herramientas.   (Las imágenes pertenecen a la película mencionada.)   Vemos a un solitario homínido que holgazanea golpeando con un fémur los restos de un cuadrúpedo, extasiado por el espectáculo de los pedazos que saltan y la sensación de que esa prótesis de su brazo multiplica su fuerza. En efecto, el conocimiento y el progreso en el devenir de la humanidad han comenzado siempre con una ocasión de ocio, observación y juego.  A continuación, aquel antepasado nuestro encabeza una horda que bu

Ser patriota es ser primero un buen vecino / Por: Víctor H. Palacios Cruz

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Plaza de armas de Ayacucho. El amor a la patria no es un símbolo que se exhibe, sino una actitud que se sostiene; no es una inflamación del ánimo, sino una conducta consecuente. No es tampoco el odio a nadie sino el interés por quienes tenemos cerca y más allá. A la vez, la mejor manera de amarse a uno mismo es saber bien quién es uno, y cada uno es una mezcla de voces, intercambios, lazos y caminos. Por tanto, la realidad que más importa del patriotismo es la cortesía de la calle, el deber cumplido y el cuidado de la vida en común.   Schopenhauer cuenta una historia: “un rebaño de puercoespines se apretujaba en un frío día de invierno para protegerse de la congelación con el calor mutuo. Pronto empezaron a sentir las púas de los demás; lo cual hizo que se alejasen de nuevo. Cuando la necesidad de calor los aproximaba otra vez, se repetía este segundo mal; de modo que se movían entre ambos sufrimientos, hasta que encontraron una distancia conveniente dentro de la cual podían soportar