Recital literario: "Amar es abrazar algo fugitivo" / Víctor H. Palacios Cruz
“Las personas que amamos siguen
caminando, y cambian. Pasado un tiempo, ya no somos los mismos que un día nos
encontramos. ¿Cómo conciliar al amar el deseo de conservar con el anhelo de
seguir viviendo? ¿Por qué amamos si nuestros seres queridos se van sin remedio
y a nuestros hijos les brotan alas mientras miran por la ventana? Quizá por
ello nos apremia subrayar con fuerza el presente huidizo y volverlo desesperadamente
cierto por medio de los abrazos y las palabras, por ejemplo.”
Comparto con los lectores el enlace con el video de la transmisión en vivo, el texto de presentación (arriba) y una de las prosas de este recital organizado por la Alianza Francesa de la ciudad de Chiclayo (Perú) y realizado en la página de Facebook de esta institución el pasado 19 de abril de 2020. Ojalá lo disfruten y lo puedan compartir.
Amar es abrazar algo fugitivo
Me
siento contigo sobre tu piso de goma, Benjamín. Pongo unos cuencos y una
pelotita cerca de ti, pero tú gateas directo a una silla, a un par de sandalias,
al asa de un armario, a cualquier cosa menos a los regalos de tu reciente primera
navidad. Ahora sé que para ti no existen los juguetes, sino solo objetos nuevos
e incitantes. Texturas, colores y superficies para la voracidad de tus ojos, de tus
manos y de tus encías en que resplandecen unos pocos dientes diminutos y
feroces.
También
una noche durante tu baño mamá quitó de tu alcance un peligroso frasco de
champú y pataleaste en el agua llorando sin consuelo. Supimos entonces que tenías
ya una conciencia de tus deseos, y que en adelante harías no necesariamente lo
que queramos que hagas, que veas o que evites. Sí, sabes por fin que eres
Benjamín, porque volteas en el acto cuando digo tu nombre y porque en tu cuerpo
de ocho meses ya bate sus alas eso que llamamos libertad.
No te quiero el primero en matemáticas, natación o pintura. Te quiero solamente bueno y feliz
Una
mañana en el trabajo dejé sobre mi mesa el maletín, mi botella de agua y un
libro. Noté que a mi cuerpo le faltaba algo. Zapatos, camisa, billetera, todo
estaba allí, pero seguía incompleto sin saber de qué. Comprendí recién que la
costumbre de abrazarte tanto –para cantarte, hablarte, darte agüita y
arrullarte– me había llevado a la tonta certeza de que eras un apéndice de mí,
y el frío razonamiento se volvió una gotita en mi ojo, indecisa y tibia.
No,
hijo mío, por supuesto que no. Tú eres una existencia totalmente tuya, y mamá y
yo nos confundimos pensando que, por pequeño en nuestros cuidados, hacemos algo
más que solo acariciar los piececitos de tu propio sendero.
Creces
con ruido o en silencio, y cada tanto tenemos que renunciar a la rutina que acabamos
de perfeccionar, del mismo modo que guardamos en las cajas del recuerdo la
ropita que te aprieta y los zapatitos que nunca usaste porque, de repente,
estabas más allá de donde estabas.
Escuchamos
a papás, como nosotros enamorados de sus hijos, diciendo: “ojalá se quedaran
para siempre así, chiquititos y tan dulces”. Seríamos Reyes Midas que ansían parar
el curso de la dicha, petrificar lo que Heráclito había advertido que solo
podía ser dejando de ser a cada rato, sentados a la vera del cauce por donde
todo pasa y nada permanece.
Nuestras manos se toman con energía resistiendo el viento que lo deja todo atrás
Otros
padres rivalizan entre sí atiborrando a sus hijos de estimulaciones, concursos
y talleres a fin de que destaquen y sean pronto exitosos y precoces. No,
Benjamín. No pondremos prisa alguna en tu andar y estaremos contigo en tus dificultades
y demoras. No te quiero el primero en matemáticas, natación, pintura o en la
universidad. Te quiero solamente bueno y feliz, hijito mío. Bueno y feliz.
En
fin, no te detienes ni durmiendo y vivimos diciendo adiós todos los días. También
mamá y yo amamos lo que ahora aun siendo más hermoso no es, sin embargo, lo que
era ayer. Nuestras manos se toman con energía resistiendo el viento que lo deja
todo atrás.
Porque
al amar abrazamos algo fugitivo. Abrazamos aire con brazos de aire. Y bendito
sea el cuerpo porque en la angostura de la boca el aire se divide en palabras
que, aunque igual se van, dicen por fin en este mundo que jamás dejará de ser cierto
que estuvimos aquí juntos en esta parte, que jugué contigo sobre el suelo un
ratito para siempre, Benjamín.
Que hermoso hijito, bendiciones 🙏❤️ a Benjamín y a ustedes 💓🤗. LsQM
ResponderBorrarHermosísimo recital, no puedo imaginar un regalo más pensado ni emotivo para el primer añito de vida de Benjamín. Algunos pensamientos:
ResponderBorrarEl filósofo se lamenta de la fugacidad de ese amor que siente por su hijo y que desearía en cierta manera poder inmortalizar.
El escritor piensa en ese amor del que no quiere despedirse... y entre lágrimas, latidos, abrazos, miradas y sentires, teje con palabras un regalo para su adorado hijito.
El conferencista recita y deleita con aquellas reflexiones y danzantes palabras que quiere ofrecer al pequeño.
El papá... el papá desafía al viento que todo lo deja atrás, extendiendo sus manos hacia el futuro mientras sostiene firmemente su preciado recital.
Y Benjamín, volverá sin duda algún día a estas páginas para reencontrarse con aquellas manos que a pesar del viento, seguirán sosteniendo para él, la prueba de un amor con brazos de aire y voz de brisa que susurra en sus oídos cuán amado ha siempre sido.
Gracias, Sol! Ahora, visto en perspectiva, aquel recital en plena estricta cuarentena en el Perú fue casi un milagro. TAmbién se lo debo y mucho a Laura Ayech, entonces directora de la Alianza Francesa de Chiclayo que organizó y acogió el acto. Fueron los tiempos en que, sin inventar nada, empezamos a acostumbrarnos a celebrar, a trabajar y a vivir a través de una pantalla.
BorrarSeguramente tu recital literario habrá transformado aquel día de estricta cuarentena en uno mucho más bonito y especial para quienes pudieron participar. Y qué maravilloso recuerdo para Benjamín!
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