The Beatles y la música según Geoff Emerick / Por: Víctor H. Palacios Cruz

Geoff Emerick mostrando a Ringo Starr un Grammy que premiaba su trabajo .

G. E. fue el ingeniero de grabación que, superando los medios de su tiempo, hizo realidad el sonido anhelado por The Beatles en su máximo punto de creatividad. Discos como Revolver, Sgt Pepers Lonely Hearts Club Band y Abbey Road se deben por igual a su pericia e imaginación. Este 2 de octubre se cumple un año de su muerte. La gratitud impone acudir a su obra y también a su sabiduría recogida en el precioso libro El sonido de Los Beatles. Memorias de su ingeniero de grabación, que no es solo la palabra de un técnico y testigo privilegiado, sino además el testimonio de un profundo amor por el trabajo y la vocación.
Emerick, además, colaboró con cantantes y grupos como Jeff Beck, Elvis Costello, Pink Floyd, Supertramp, Ultravox, entre otros.


La voz de John Lennon
“A pesar de ser uno de los mejores cantantes de rock and roll de todos los tiempos, John odiaba el sonido de su propia voz y siempre nos estaba implorando que la hiciéramos sonar diferente. «¿Puedes deformar eso un poco más?», solía decir. […]
“John siempre tenía un montón de ideas sobre cómo quería que sonaran sus canciones; tenía en la mente lo que quería oír. El problema era que, a diferencia de Paul, le costaba expresar esas ideas si no era en los términos más abstractos. Si Paul solía decir «esta canción necesita metales y timbales», la indicación de John era más bien «quiero que suene como James Dean dándole caña a la moto por la autopista».”
(p. 23)

"John odiaba el sonido de su propia voz y siempre nos estaba implorando que la hiciéramos sonar diferente."

El juego y la vocación personal
“Mientras veía [un film con la Orquesta Sinfónica de la BBC], descubrí que mi atención se dirigía al director. Empecé a darme cuenta de que él era el responsable de lo rápido o lento que los músicos tocaban, y mientras seguía los movimientos de su batuta me di cuenta de que estaba ordenando también a las distintas secciones que tocaran más fuerte o más suave.

Geoff Emerik y Paul McCartney.


En casa empecé a escuchar mis amados discos de un modo diferente. Con un lápiz como batuta, me dedicaba a imitar los movimientos del director, exigiendo a los músicos imaginarios de mi cuarto que perfeccionaran su nivel de interpretación. «Si pudieran tocar más rápido –pensaba–. Si los violines pudieran sonar más fuerte; las flautas, más flojo; las trompetas, menos ásperas…» Con mi ingenuidad infantil, me sentía cada vez más frustrado al ver que la orquesta de la grabación se negaba a responder a mis imperiosas demandas. Empecé a desear que hubiera algún modo de influir en el sonido que estaba escuchando.
[…] Estoy convencido de que aquellas largas horas despierto en mi habitación, blandiendo un lápiz ante los músicos fantasmas que tocaban a través del pequeño altavoz de un gramófono de juguete, sirvieron como el catalizador que finalmente me empujó a pasarme toda la vida grabando discos”.
(p. 34)

Música es el sonido, no las letras
“Por el motivo que fuese, no solía prestar mucha atención a las letras: quizá debido a mi interés por la ópera y la música clásica, la voz siempre me parecía un instrumento más. Me atraía solamente por el modo en que encajaba con el acompañamiento, no por las palabras que cantaba. Nunca me atrapó la letra de una canción en concreto, sino más bien el sonido global de la misma.”
(p. 41)

"No solía prestar mucha atención a las letras, la voz siempre me parecía un instrumento más."


Paul y John: amistad en las diferencias
“John y Paul se trataban como iguales […] a pesar de que Lennon tenía un año y medio más McCartney. Su amistad era la más fuerte de entre todos los Beatles, por lo menos al principio, pero no podían haber sido dos personas más diferentes. Paul era meticuloso y organizado, siempre llevaba consigo una libreta en la que anotaba meticulosamente letras y cambios de acorde con su pulcra escritura. En cambio, John parecía vivir en medio del caos; siempre estaba buscando trozos de papel donde poder garabatear sus ideas. Paul era un comunicador nato; John no sabía articular tan bien sus pensamientos. Paul era un diplomático; John, el agitador. […] Paul estaba dispuesto a dedicar largas horas a tocar bien un arreglo; John era impaciente, siempre listo para pasar a la siguiente etapa. Paul solía saber exactamente lo que quería y a veces se ofendía ante las críticas; John tenía la piel mucho más dura y estaba abierto a escuchar las aportaciones de lo demás.” (p. 117-118)

Geoff Emerick en sus últimos años.

La ingeniería de grabación es arte más que ingeniería
Ser llamado “ingeniero” “me sonaba fatal, pues me evocaba imágenes de hombres con batas blancas cargados con latas de aceite. Yo siempre había considerado que hacer discos era como pintar cuadros, y los sonidos de los instrumentos musicales eran mi paleta. Para mí, los micrófonos son como objetivos y las diferentes áreas de frecuencia son colores: las cuerdas agudas tienen un brillo plateado, los metales de registro medio son dorados, los tonos graves de un bajo son azul oscuro. Es así como oigo las cosas.” (p. 125)

"Siempre había considerado que hacer discos era como pintar cuadros, y los sonidos de los instrumentos musicales eran mi paleta."


La concepción del video clip
“En aquella época, tanto John como Paul escuchaban mucha música de vanguardia, en especial composiciones basadas en el azar. En casa, a menudo mantenían los televisores encendidos pero con el sonido apagado mientras iban poniendo discos. A la mañana siguiente, nos contaban cómo la música encajaba a menudo, como por arte de magia, con las imágenes en pantalla. En cierta ocasión, Paul trajo incluso un proyector de cine para demostrar el principio. A George Martin no le hizo ninguna gracia, pero John quedó prendado de la idea. Mientras escuchaba las grabaciones de «I Am The Walrus», me dijo: «¿Sabes? Creo que sería genial si pudiera meter algunos sonidos radiofónicos aleatorios en la parte final del tema, moviendo el dial, sintonizando con varias emisoras para ver cómo encaja con la música». (p. 233)

"No creo que fuera Yoko el motivo de la separación, aunque su presencia constante irritaba a los demás y tal vez fuera un catalizador para acelerar el proceso."


Los motivos de la separación de The Beatles
“Es difícil creer que las diferencias empresariales pudieran dar al traste con la amistad que los Beatles habían forjado durante más de una década. John y Paul, en especial, se habían criado literalmente juntos.

Las memorias de Emerick en su edición original.


Y honestamente tampoco creo que fuera Yoko, aunque su presencia constante irritaba claramente a los demás y tal vez fuera un catalizador para acelerar el proceso. No hay duda de que Yoko fue positiva para John. En aquel momento de su vida, necesitaba un estímulo, alguien que ayudara a hacer fluir su creatividad. Por descabelladas que fueran algunas de sus ideas, había dado a John la confianza para volver a tomar las riendas de su carrera en vez de inclinarse a los deseos de Paul, como había pasado durante las sesiones de Sgt. Peppers y Magical Mysery Tour. Fue una confianza que le dio fuerzas para abandonar su vida como Beatle.
No, siempre pensé que la razón principal de la separación fueron las diferencias artísticas irreconciliables: John quería crear arte; Paul quería seguir haciendo música pop; y George quería seguir profundizando en su interés por la cultura oriental. Triste e inevitablemente, ya no había ningún terreno común, y solo quedaba una historia común.” (p. 343-344)

Fuente: Geoff Emerick y Howard Massey, El sonido de los Beatles. Memorias de su ingeniero de grabación. Barcelona, Indicios, 2011.

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