¿Y cómo hacemos para cambiar el país? Sobre nuestra independencia política todavía incompleta / Víctor H. Palacios Cruz

En los días de la Peste Negra en la Florencia del siglo XIV, Giovanni Bocaccio contó en el prólogo de su Decameron : “tan grande sería el espanto que esta gran tribulación puso en las entrañas de los hombres, que el hermano desamparaba al hermano, la mujer al marido; y lo que era más grave, el padre y la madre huían de los hijos tocados de aquella dolencia”. Los tiempos de catástrofe son criaderos de miserias, el olvido del prójimo entre ellas. Con el calor de las fauces del monstruo en la cara, el humano huye al instante de todo lo exterior y se desgaja del grupo. El “sálvense quien pueda” mencionado al principio de la pandemia, este mar adentro de tinieblas sobre cuyas primeras luces –el brillo plateado de las ansiadas vacunas– se han abalanzado quienes supuestamente guiaban nuestra frágil embarcación. (Algo que nos retrata con crudeza es que tantos se regocijen con el pecado ajeno, que de paso ha dado argumento a sus odios precedentes. Les importa más tener la razón de su ...