Mirémonos más el ombligo… a fin de combatir nuestro individualismo / Víctor H. Palacios Cruz

Hacia fines del medioevo, unos monjes ortodoxos increparon a otros miembros de su Iglesia por practicar sus rezos distribuyendo y pausando las oraciones según los ritmos de una respiración profunda y acompasada, hacia el final de cada uno de cuyos ciclos inclinaban el mentón sobre sus propios pechos fijando la vista sobre la zona ventral, en un estado absorto que los ponía a salvo de cualquier distracción. Esa posición de, en apariencia, “mirarse el ombligo” es la que el habla común fue convirtiendo con el tiempo en la alusión a una actitud de ensimismamiento impasible y absolutamente indolente al entorno. Desde entonces observar con atención el propio abdomen equivale, al menos en castellano, a mostrar una conducta egocéntrica y envanecida, un vicio que podría llamarse narcisista si no fuera porque su imperturbable autocomplacencia se resiste al final trágico que en realidad tuvo el Narciso de la mitología griega. Es discutible cada uno de nosotros “sea totalmente responsable ...