Mi amado abuelo campesino / Por: Víctor H. Palacios Cruz
Sé que mi hijo ya no tendrá el aprendizaje que yo tuve a la sombra de mi abuelo en la apacible sierra piurana, acompañando sus trabajos y recibiendo su cálida benevolencia y sus historias por la noche junto al fuego. Quizá también ame esos lugares al volver juntos, y entonces escuchará de mí que cada montaña y cada árbol tienen un nombre propio en mi memoria. Mi consuelo es saber que mi abuelo hablará y jugará con Benjamín cada vez que de mí salga el amor alegre y la sonrisa feliz, porque precisamente todo eso me lo dio él. * Un fragmento de mi libro Las moradas del abuelo publicado en Piura (Editorial Caramanduca, 2012). Fotografías: Víctor H. Palacios Cruz. En la sierra solía levantarme cuando no aclaraba todavía, y siempre encontraba a mi abuelo ya vestido y ocupado. Desayunábamos juntos unas tortillas asadas y un café caliente sacados del fuego por los brazos de mi abuela; para luego ensillar el burro y andar, sacando del otro lado de la montaña un rayo de sol con ca...